Imagínate una escena tan pintoresca como anacrónica: la genial Jane Austen, armada con un portátil moderno, una taza de té Earl Grey (era demasiado inglesa para el matcha) humeante a su lado, escribiendo no sobre los sutiles giros y vueltas de la sociedad de la regencia, sino sobre las turbulentas emociones y los dramas ardientes de la literatura New Adult. Una visión tan fantásticamente incongruente nos invita a explorar cómo esta adorada autora del siglo XIX podría haberse adaptado y haber reinado en el género moderno de la literatura New Adult.
Primero, hay que considerar el telón de fondo de la vida de Austen. Imaginemos su casa en Chawton, ahora transformada en un estudio lleno de post-its, papeles dispersos y por supuesto, una biblioteca que contendría un surtido ecléctico de obras contemporáneas y clásicas. En este entorno modernizado, Austen, siempre observadora y aguda, capturaría la esencia del drama humano con un toque de su característico ingenio satírico.
Ahora sumergimos a Austen en el mundo de la novela New Adult. Este género, conocido por su enfoque en protagonistas de entre 17 y 30 años, lidiando con temas de autodescubrimiento y amor, proporcionaría un rico terreno para la sagacidad de Austen. En sus manos, las complejas relaciones y las luchas emocionales de los jóvenes adultos se entretejerían con su habilidad para diseccionar las convenciones sociales y las hipocresías humanas.
Consideramos por ejemplo, una heroína al estilo de Elizabeth Bennet, pero evidentemente en el mundo actual. Esta moderna Lizzy navegaría por las complejidades del amor y la amistad en la era de las redes sociales, los mensajes de whatsapp y las citas en Tinder. Austen, con su característico ingenio, seguramente haría observaciones mordaces sobre las idiosincrasias de las citas modernas manteniendo su tono humorístico y desenfadado.
En el mundo de la literatura New Adult, Austen podría abordar temas como la identidad de género, la diversidad y la inclusión, temas que resuenan profundamente en la sociedad contemporánea. Con su habilidad para crear personajes memorables y diálogos chispeantes, Austen infundiría vida y relevancia a estas cuestiones, todo ello mientras mantiene su estilo literario distintivo.
La Austen del siglo XXI, sin embargo, no estaría exenta de desafíos. El ritmo frenético del mundo moderno, las presiones de las redes sociales y la cultura de la inmediatez podrían ser abrumadores para alguien acostumbrado a la tranquilidad y la contemplación. Sin embargo, con su inteligencia y perspicacia, Austen encontraría la manera de utilizar estas herramientas en su ventaja, quizás incluso usando Twitter (ahora X) para lanzar observaciones sociales agudas o Instagram para compartir citas inspiradoras de sus obras.
Finalmente, el aspecto más interesante de este ejercicio imaginativo es cómo Austen, una mujer adelantada a su tiempo, se adaptaría y prosperaría en un mundo que finalmente está comenzando a abrazar las voces y perspectivas femeninas con la fuerza que merecen. Austen, cuya obra siempre ha girado en torno a las experiencias y emociones de las mujeres, encontraría un público aún más receptivo y empático en la actualidad.
En conclusión, la idea de Jane Austen como una escritora moderna de New Adult no solo es divertida, sino también reveladora. Nos muestra cómo las observaciones atemporales sobre la condición humana, el ingenio y la comprensión de las relaciones y emociones humanas trascienden las eras. Austen, con su pluma afilada y su agudo sentido de la observación, no solo se adaptaría, sino que también prosperaría, ofreciendo una perspectiva única y enriquecedora en la literatura New Adult.
Porque no nos engañemos, si Austen hubiera escrito sus obras en el presente, sin duda, estas serían un romance New Adult.
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