En las comunidades de autoras autopublicadas y autoeditadas, hay mucha confusión con este tema. Por eso me he decidido a hacer esta entrada, para aclarar conceptos y que ese mal nombre que la autoedición le da a la autopublicación, empiece a diferenciarse y a etiquetarse de manera correcta.
La Autoedición: Ser una mujer orquesta
Imagina que eres una chef, camarera, lavaplatos y gerente de un restaurante, todo a la vez y sin experiencia previa. Eso es autoedición. Te conviertes en la maestra de todas las artes: escribes, editas, diseñas, maquetas y hasta vendes tu libro. Suena muy emprendedor ¿verdad? Pero, espera, ¿sabes diseñar una portada que no grite HECHO EN CASA o editar sin dejar esos errores traviesos que se escabullen como ninjas en tu manuscrito?
En contraposición la autopublicación es como ser la directora de una orquesta donde cada músico es un experto en su instrumento. Pagas por profesionales en corrección, diseño de portada, maquetación, y más. Piensa en ello como en invertir en un equipo de superhéroes literarios, cada uno con su superpoder específico para transformar tu manuscrito en una obra maestra. ¿Quién no querría trabajar con los Vengadores?
Cuestión de calidad: El dilema del Do-It-Yourself
La autoedición es genial para el bolsillo, pero ¿vas a ofrecer un buen producto a tus lectoras?. Eres la capitana de tu barco… en un mar infestado de tiburones ortográficos y olas de diseño dudoso. ¿Resultado? Un libro que podría necesitar un salvavidas.
En cambio, con la autopublicación, es invertir en calidad. Es como elegir entre una cena hecha en casa con tus habilidades culinarias de principiante y un festín preparado por un chef gourmet. Los profesionales saben cómo evitar esos icebergs que hundirían el Titánic de tu libro.
Autoeditar es un viaje solitario. Prepara un buen matcha latte, porque las noches serán largas. Diseñar una portada puede ser como intentar entender un cubo de Rubik para un principiante. Y, ¿sabías que la corrección no es solo pasar el corrector ortográfico de word? Hay que saber muchas cosas que en la mayoría de los casos, las autoras autoeditadas pasan por alto.
En la autopublicación, tienes un equipo. Mientras el diseñador crea una portada digna de Instagram, el corrector lucha contra la legión de errores. Tú puedes enfocarte en lo que mejor haces: escribir, repasar el trabajo contratado y gestionar el proceso con batuta hábil para que todo quede tal y como deseas.
Presupuesto: El monedero habla
Aquí viene el villano de la historia: el presupuesto. Autoeditar es, en teoría, más barato. Digo en teoría porque si el resultado final no es profesional, podrías acabar pagando más en términos de reputación y ventas perdidas.
Autopublicar requiere inversión inicial. Piénsalo como comprar un traje de alta costura para tu libro. Sí, cuesta, pero cuando tu libro se para en la vitrina con un look de diseñador, las posibilidades de éxito son mayores. No eres el patito feo del título en Comic Sans, ni el del dibujo cortado. Eres el que brilla y luce como cualquier libro de editorial.
El veredicto: ¿Por qué la Autopublicación es el mejor camino?
La autopublicación es un camino hacia la calidad. Contratas a profesionales y cada uno aporta su magia. Es como tener a los Vengadores de tu lado en lugar de enfrentar a Thanos sola.
La autoedición puede ser tentadora, pero es un campo minado para las no iniciadas. Claro, puedes aprender a desactivar minas, pero ¿por qué correr el riesgo?
En resumen, si quieres que tu libro salga al mundo con un mínimo de calidad y profesionalidad, la autopublicación es el camino a seguir. Es una inversión en tu carrera como escritora y en la vida de tu libro, un respeto por todas esas lectoras y lectores que se acercarán a tu libro en busca de una buena historia sin faltas de ortografía.
Así que, querida compañera, ¿elegirás ser una mujer orquesta o la directora de una orquesta de superestrellas? La elección, como siempre, es tuya, pero recuerda: en el mundo de los libros autopublicados, lo que hace una afecta a las demás. Lucha contra el mal y haz que tu libro sea un estándar de calidad.
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